Lo imposible ¿Cómo perdonar lo imperdonable?

Aunque suena a cliché, es cierto que lo más difícil de perdonar una infidelidad es perdonarse a sí mismo. 

En cuanto al ofendido:

¿Cómo perdonarte al sentir que fuiste estúpidamente engañado por ti mismo, por la creencia de que la persona a la que sentías amar contaba con la capacidad de ser una persona completamente libre y administrar con sabiduría, benevolencia y honestidad su libertad?

 ¿Cómo perdonarte al saber que eras consciente de que venías sintiendo algo minúsculo en ti, una pequeña intuición, pero al final concluiste que era una inseguridad banal y no tu más elevada inteligencia? ¿Cómo podrías perdonar burlarte de tu propia inteligencia? Después de haberte burlado de tu inteligencia ¿podrías tener respeto por ti mismo?

¿Cómo perdonarte al saber que le estás dando, y no sabes cómo y por qué, la oportunidad de darte explicaciones, cuando tus creencias frente al asunto de la infidelidad son injustificables? 

¿Cómo perdonarte que al escuchar sus sentimientos de amor hacia ti y todo lo que significas para esta persona, una parte de ti te confirma que es cierto? ¿Alguien te puede amar mientras te miente? Eso no parece para nada coherente.

¿Cómo perdonarte al ver que estás escuchando con atención a la persona que "amabas" (porque así es como lo sientes, en pasado), cuando tus creencias previas estaban completamente configuradas a dejar a la persona inmediatamente, rompiendo con toda razón y de manera radical cada aspecto que uniera sus vidas?

Y si llegaras a poder perdonar ¿No te haría eso perder más el respeto por ti mismo? Sientes desprecio total hacia toda mentira, cada engaño que oyes, cada mentira descubierta te da literalmente ganas de vomitar. Así que después de perdonar ¿No sería como haberte mentido a ti mismo frente a tus principios y límites? Si la traición emocional es la peor afectación que te han generado, perdonar entonces al otro ¿no es la peor forma de traicionarte? Suena como si perdonar una traición fuera la peor y la mas descarada forma de traición... y esta vez una generada por ti mismo. 

¿Podrías perdonarte tener que cambiar tus creencias sobre ti mismo, sobre tus valores, creencias? ¿Podrías perdonarte tener cambiar tus creencias sobre la persona que decías amar? Porque creías saber a quién amabas. Hoy, porque resulta titánico y hasta indigno ver cosas positivas en esa persona después de lo que te hizo.

¿Perdonar a quien te traicionó es el más grande fracaso? ¿Es el más estúpido de los errores porque sabes que te van a volver a traicionar tarde o temprano? O muy contrario a lo que creemos, ¿PODRÍA ser el más grande de los logros? Y aunque una aparente imposible decisión ¿PODRÍA ser transgredir no tu valor y amor propios, si no los límites de tus propios egos?  

En cuanto al ofensor:

Siempre creíste que eras una persona íntegra, siempre creíste en el amor y en tu capacidad de amar de manera honesta, ni siquiera habías contemplado tu incapacidad para ser fiel. Creíste que ser fiel era parte de tu esencia y que la infidelidad solo le pasaba a la gente mala, descarada, inmadura y ridícula. Ahora notas que has hecho una de las cosas más bajas y dolorosas, sobretodo a quien prometiste amar y proteger.  

Antes que nada, sabes que te traicionaste a ti mismo. Te era fácil definir tu identidad, tu valores, y en cuanto a tus límites, ni siquiera tenías que cuestionarlos porque eran inalterables. 

¿Vale la pena pedir perdón cuando seguramente yo estando en la otra posición no perdonaría? ¿Vale la pena pedir otra oportunidad, cuando aún ni yo entiendo por qué lo hice? ¿Y si fallo de nuevo? ¿Y si me olvido del dolor causado, podría garantizarme a mí que no lo haré de nuevo? ¿Cómo decirle a alguien que quiero estar a su lado, cuando ni siquiera puedo estar en mi propia presencia y atender mis pensamientos? ¿Cómo decirle a mi pareja que lo amo, cuando soy consciente de que a mí no me amo?

¿Cómo volver a confiar en tí cuando sabes que no fuiste más grande que tus impulsos? ¿Podrías ser tan descarado y tener el coraje para perdonarte? ¿Podrás volverte a ver al espejo con alguna valía? ¿Podrías volver a confiar y expresar tus sentimientos de amor a alguien a quien egoístamente le hiciste daño? 

GUIA DE SUPERVIVENCIA

Entre más leo a autores reconocidos en temas relacionados a terapia de pareja e infidelidad, parece que este no es ni imposible ni descabellado buscar la forma de sobrevivir.

Es cierto que no es ideal construir aviones pensando en en que estos podrían tener fallas mecánicas, caer o accidentarse. Cuando la casa matriz está vendiendo sus aviones a las empresas de aviación, obviamente prometen y sustentan que son los más seguros y tecnológicos del momento. Aunque durante la venta el vendedor quiere vender la mentira de una ingeniería impecable, tanto el vendedor como el comprador saben que ningún avión, ni el más costoso, ni el más grande, ni el más tecnológico estará exento de experimentar fallas mecánicas en sus miles de horas de vuelo. Debido a esto, por leyes internacionales, todo avión debe tener un manual en el que se establezcan protocolos de emergencia. .

Por otra parte ningún piloto, ni el más experimentado, quiere enfrentarse a una emergencia mecánica, ninguno quiere sacar dicho manual (y mucho menos en crisis). Sin embargo, la verdad es que hay una alta probabilidad de que todo piloto en algún momento de su vida, tenga que sacar esta útil pero aterrorizante guía. Durante la crisis sabes que está elaborada por las personas más calificadas de la aviación: ingenieros, mecánicos, pilotos e investigadores de accidentes, todo profesionales. Sabes que es la única guía a la que te puedes aferrar al pie de la letra, pero a la vez eres consciente de que la misma no garantiza la supervivencia a la crisis que estás enfrentando. No obstante ¿No vale la pena acudir a dicha guía y dar todo de ti para que, antes que nada tú, y a la vez tus pasajeros de vida (pareja, hijos, familia, amigos, institución, logros conyugales), sobrevivan a esta crisis? 

Siempre que pienso en esos guerreros de la antigüedad imagino la fuerte sensación, el terror que podrían experimentar al ir al campo de batalla y percatarse que el ejercito enemigo superaba al suyo por 10. ¿Imaginas ese momento? No importa qué tan buenos sean tus cálculos matemáticas, sabes que las probabilidades de salir ileso son nulas y salir vivo muy bajas. En ese momento te preguntas, ¿vale la pena al menos intentarlo, vale la pena luchar? Puedes preguntarte si vale la pena desenvainar tu espada y correr en dirección al ejercito enemigo o sencillamente esperar en completa quietud una muerte rápida y poco dolorosa. Sin embargo, hay algo cierto y muy probable en la grandeza de la humanidad, la gran mayoría de nosotros intentaríamos hacer lo que esté a nuestro alcance, usar nuestras mejores estrategias de lucha grupal e individual, invertir toda nuestra fuerza y aún mal heridos... es posible que sigamos luchando. Igual si vamos a morir, ¿No vale la pena al menos dar todo de ti? ¿Estarías dispuesto a morir de manera pasiva, sin darte el lujo de luchar hasta tu última gota de energía? 

Entonces mientras luchas, notas que estás resistiendo, que tú y tu ejército están logrando que el numeroso y poderoso ejercito enemigo empiece a retirarse gradualmente. Ese es milagro del espíritu guerrero que está en nuestro ADN espiritual. Somos más grandes que el miedo, que el cansancio, que nuestras inseguridades, que la derrota anticipada, somos capaces de encarar a nuestros Goliats emocionales, mentales y físicos. Y si no quieres ejemplos religiosos, piensa en guerras que no tenían ninguna posibilidad de victoria como la de Gandhi contra Inglaterra (uno de los  ejércitos más poderosos de aquel momento), Vietnam contra EU (Uno de los ejércitos más poderosos), Nelson Mandela en contra de las más poderosas élites económicas y agresivamente racistas de Sudáfrica. También piensa en los pueblos criollos contra los Españoles, Franceses y Portugueses. Y una prueba actual, Ucrania contra Rusia, una de las más temibles fuerzas bélicas de toda la historia. 

Estas luchas duraron años y seguramente en muchos momentos quienes la libraban sintieron que eran guerras perdidas e inútiles. Sin embargo, es muy probable que en algún momento notaran cómo su resistencia debilitaba la moral e intensidad del enemigo. Entonces se ve una luz, tenue y a la vez intensa al final del túnel. Todo el pueblo empieza a canalizar sus últimas, y para sus enemigos, mas temibles fuerzas. Y de la forma más inesperada, la victoria y la paz son una vez mas un testimonio del tamaño incalculable del espíritu humano.